domingo, 1 de junio de 2008

INDIANA SE HACE MAYOR, pero sigue siendo el mismo

Indiana Jones es todo un mito del cine de aventuras, y eso, nadie se lo quitará.

Parece que esta máxima estava muy presente en las mentes de Steven Spielberg y George Lucas a la hora de concebir esta cuarta entrega del arqueólogo más famoso del cine. "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" no es un esfuerzo por renovar la saga ni un intento de sorprender con giros argumentales. Es más de lo mismo. ¿Y es eso positivo? os preguntaréis... y la respuesta es... depende.

Yo no tengo respuestas para todo, pero puedo decir que en el cine disfruté más que Speed Racer en una carrera de coches con dosis de prozac (vaya pestiño de film, por cierto... ). Indiana se hace mayor, pero su mundo no ha cambiado. El humor de la saga sigue estando presente gracias a unos (pocos) gags sublimes; las secuencias de acción son más trepidantes que nunca, filmadas magistralmente por Spielberg (incluso eso nunca cambia) y Harrison Ford no ha perdido un ápice de su carisma.

Además, los malvados gozan de un gran capitán de barco (Cate Blanchett convertida en dominatrix) y la recuperación de ciertas caras conocidas supone todo un acierto (la adorable Karen Allen embobada con su héroe).

Para todos aquellos que estáis esperando novedades y sopresas, mejor que os quedéis en casa (alguna sorpresa hay, pero se ve venir a leguas). En cambio, para los que buscáis las aventuras de siempre, esta película cumple las expectativas.

Eso si, hay un par de cosas que me irritaron especialmente y me gustaría comunicarlas al señor director, quien seguro que lee este estupendo blog: Steven, tus obsesiones con los --- mejor las dejas para otros films, y esa escena final en la iglesia casi se carga los estupendos 100 minutos iniciales. Cuidadito con los happy ends, que a veces pueden resultar... ridículos.

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